Add parallel Print Page Options

13 En aquel momento, ese asesino empezó a rogar a Dios que lo ayudara. Pero ya Dios no iba a tener compasión de él. 14 Antes iba a toda prisa, a convertir la ciudad de Jerusalén en un cementerio; pero ahora le prometía a Dios en sus oraciones que la dejaría en libertad. 15 Poco antes había declarado que los judíos no merecían ser sepultados, sino que debían ser arrojados, junto con sus hijos, para que se los comieran los buitres o las fieras. Ahora, en cambio, prometía darles los mismos derechos que tenían los ciudadanos de Atenas.

Read full chapter